Nicolás Maquiavelo (Florencia; 3 de mayo de 1469 – Ibidem; 21 de junio de 1527) fue
un diplomático, funcionario, filósofo político y escritor italiano, considerado
padre de la Ciencia Política moderna. Fue así mismo una figura relevante
del Renacimiento italiano. En 1513 escribió su tratado de doctrina política
titulado El príncipe, póstumamente publicado en Roma en 1531.
Aunque nunca lo dijo, se le atribuye la frase
«el fin justifica los medios», ya que resume muchas de las ideas contenidas en
el capítulo XVIII de El príncipe: solo el resultado justifica la acción, siendo
además el creador del concepto de la razón de estado, fundamental en Política.
La razón de Estado está estrechamente vinculada con
el problema de la legitimidad que pudiera tener el Estado para tomar este tipo
de medidas y con el problema de proporcionalidad en el medio empleado en
relación al beneficio obtenido o esperado (por ejemplo, el bombardeo nuclear de
otro estado rival existiendo otros métodos para solucionar el conflicto).
No obstante ello, con gran frecuencia la razón de
Estado se ha utilizado para justificar medidas de dudosa ética o abiertamente
tiránicas, utilizándose este motivo para lograr la permanencia de un gobierno o
sistema de gobierno determinados; por ejemplo, el cambio incluso violento, de
un sistema de gobierno liberal a uno con una concepción política marxista, no
tendría por qué amenazar la existencia misma de un Estado.
Por ello la expresión ha cobrado muy mala fama y
conlleva una significación negativa. Hasta tal extremo, que en la actualidad
«por razón de Estado» se utiliza de manera generalizada para definir las
medidas ilegales o ilegítimas tomadas por un Gobierno con intención de mantener
el orden establecido o mejorar su posición frente a enemigos y disidentes.
Maquiavelo expone esto en sus Discursos sobre la
primera década de Tito Livio (lib. III, cap. 41): «Que la patria se debe
defender siempre con ignominia o con gloria, y de cualquier manera estará defendida»:
Esto es algo que merece ser
notado e imitado por todo ciudadano que quiera aconsejar a su patria, pues en
las deliberaciones en que está en juego la salvación de la patria, no se debe
guardar ninguna consideración a lo justo o lo injusto, lo piadoso o lo cruel,
lo laudable o lo vergonzoso, sino que, dejando de lado cualquier otro respeto,
se ha de seguir aquel camino que salve la vida de la patria y mantenga su
libertad.
Se considera a Maquiavelo como uno de los teóricos
políticos más notables del Renacimiento, pues con su aporte se abre camino a la
modernidad en su concepción política y a la reestructuración social. Decía que «si una persona desea fundar
un estado y crear sus leyes, debe comenzar por asumir que todos los hombres son
perversos y que están preparados para mostrar su naturaleza, siempre y cuando
encuentren la ocasión para ello.»
Tradicionalmente, se ha encontrado una aporía en el
pensamiento maquiaveliano como consecuencia de la difícil conciliación de sus
dos obras principales, los Discursos sobre la primera década de Tito Livio y El
príncipe.
En los Discursos, Maquiavelo se declara partidario
de la república, partiendo del supuesto de que toda comunidad tiene dos
espíritus contrapuestos: el del pueblo y el de los grandes (que quieren
gobernar al pueblo), que están en constante conflicto. Para Maquiavelo el mejor
régimen es una República bien organizada (toma como ejemplo la República
Romana), aquella que logre dar participación a los dos partidos de la comunidad
para de esta manera contener el conflicto político dentro de la esfera pública.
Maquiavelo señala, y de aquí la calificación de
bien organizada, que es primordial que en dicha república se disponga de las
instituciones necesarias para canalizar el conflicto dentro de las mismas sin
las cuales la república se desarmaría. Ninguna de las otras formas de gobierno,
ya sean las buenas; la monarquía, la aristocracia y el gobierno popular, o las
malas; la tiranía, la oligarquía y el gobierno licencioso, logran el equilibrio
de los partidos dentro del régimen, por lo que son inestables.
Los intérpretes proclives a las tesis republicanas
han pretendido, desde Rousseau, conciliar la contradicción entre los Discursos
y El príncipe considerando que este último supone un ejercicio de ironía que
sencillamente desnudaba a la luz pública lo que eran las verdaderas prácticas
del poder.
Sin embargo, sobre la oposición a la república que
podría inferirse en El príncipe, debe tenerse en cuenta que cuando Maquiavelo
lo escribe está escribiendo para mostrar a Lorenzo II de Médici cómo debe
desempeñarse si es que quiere unificar Italia y sacarla de la crisis en la que
se encuentra. Maquiavelo aclara también que puede existir un hombre cuya virtud
política (saber aprovechar los momentos de fortuna y escapar de los
desfavorables) supere a la república en conjunto pero dicha virtud política
morirá con el mortal que la posea, cosa que no ocurriría en una república bien
organizada.
Además de esto, debe recordarse que El príncipe
presenta analogías con la figura romana y republicana del dictador, investido
de poderes absolutos durante un breve período y teniendo que rendir cuentas
posteriormente ante la república. En este sentido, la contradicción entre los
dos textos principales de Maquiavelo no es tal. Si es así, entonces el
principado y la república deberían ser entendidos como formas de gobierno
subordinadas a la auténtica preocupación política de Maquiavelo: la formación
de un Estado moderno en la Italia de su tiempo.
Por tanto, un príncipe,
viéndose obligado a sabiendas a adoptar la bestia, tenía el deber de escoger el
zorro y el león, porque el león no se puede defender contra las trampas y el
zorro no se puede defender contra los lobos. Por lo tanto es necesario ser un
zorro para descubrir las trampas y un león para aterrorizar a los lobos.
(Maquiavelo, 1993:137-138).4
Maquiavelo entiende que todo príncipe debe tener
virtud y fortuna para subir al poder: virtud al tomar buenas decisiones y
fortuna al tratar de conquistar un territorio y encontrarse con una situación
(que no fue provocada por él mismo) que lo ayuda o beneficie conquistar. Aquel
príncipe que obtenga el poder mediante el crimen y el maltrato, siendo éste vil
y déspota, debe entender que una vez subido al poder tiene que cambiar esa
actitud hacia el pueblo. Dándole libertad al pueblo, para ganarse el favor del
mismo, ya que al fin y al cabo estos serán los que decidan su futuro.
Maquiavelo fue además un precursor del trabajo de
los analistas políticos y columnistas de nuestros días:
«Todos estos príncipes
nuestros tienen un propósito, y puesto que nos es imposible conocer sus
secretos, nos vemos obligados en parte a inferirlo de las palabras y los actos
que cumplen, y en parte a imaginarlo»
Carta a Francesco Vettori,
julio de 1513.
En todo caso, distintos textos del pensador arrojan
luces y sombras sobre la coherencia interna de su obra. Así, el florentino
llega a afirmar no sin ironía que «desde hace un tiempo a esta parte, yo no
digo nunca lo que creo, ni creo nunca lo que digo, y si se me escapa alguna
verdad de vez en cuando, la escondo entre tantas mentiras, que es difícil
reconocerla» (Carta al historiador florentino Francesco Guicciardini, mayo de
1521).
El relativismo moral
Lo principal que Maquiavelo propone es el
cuestionable relativismo moral.
Hannah Arendt escribió que:
«la debilidad del argumento
del mal menor ha sido siempre que los que escogieron el mal menor olvidan muy
rápido que han escogido el mal».
Pero insistiendo en las ideas relativistas del
maquiavelismo, Hobbes afirma que:
«Mientras los hombres viven
sin ser controlados por un poder común que los mantenga atemorizados a todos,
están en esa condición de guerra, guerra de cada hombre contra cada hombre».
Es decir, que el poder político colectivo atemoriza
a los hombres (keep them all in awe) y gracias a ese «temor reverencial»,
gracias al miedo, se constituye un cuerpo político capaz de frenar mediante
dominio y violencia (es decir, mediante el mal) la guerra y el caos continuo.
La inclinación malvada de los hombres hace de nuevo necesaria la alianza del
poder con el mal mismo para producir los resultados adecuados de la convivencia
y la paz.
Para el liberalismo, el poder es un mal, desde
luego… y un mal necesario, pero, por eso mismo, si queremos disfrutar de la
seguridad que produce frente a la anarquía, también debemos controlarlo y
limitarlo, ya que sin esta contención no es útil, no produce sus funciones
asignadas, que son la seguridad, la paz y la convivencia; el mal, pues, ya que
nos es necesario, ha de ser domado, sometido, vuelto sensible a nuestros
intereses, despedazado, regulado.
Texto
tomado de: https://contrainformacion.es/el-pensamiento-politico-de-nicolas-maquiavelo-el-relativismo-moral/
Actividad:
1. ¿Qué opinas de la frase “El fin justifica los medios”?
2. 2. Elabora un resumen del texto
3. 3. ¿Qué piensas de la teoría política de
Maquiavelo? ¿Será que así funcionarían mejor los estados?
4. 4. Elabora un dibujo que represente la filosofía
política de Maquiavelo
5. 5. Conociendo ahora un poco de la filosofía de
Maquiavelo, crees que tiene relación con el uso popular que damos a la frase
“usted es muy maquiavélico”. Argumenta tu respuesta
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